Alejandro, eres taaaan Lubezki
TXT Lina Holtzman Warszawski
Se le nota contento, pero con un dejo de que todo tiene un punto de perfección. Satisfecho pero nervioso. Conozco algo de su ADN porque tengo la fortuna de haber crecido al lado de algunos de sus primos y sus adorables, amorosos y admirables tíos.
En lo que nos sentamos en una periquera, porque él prefirió donar el espacio más privado y cómodo a sus actores (¡alerta de humildad al puro estilo Lubezki!), me confiesa que mi rostro le resulta conocido, pero a fin de cuentas no sabemos si es un reencuentro de la infancia o de otra vida. Si yo fuera tú es su ópera primera, y tengo un poco de curiosidad al respecto:
Glow!: ¿Te es fácil a nivel personal y de trabajo, ponerte en los zapatos de otro?
Alejandro Lubezki: No. Yo creo que eso es una dificultad enorme, y uno de los factores hacen atractiva esta película: Hasta lo convertimos en un diálogo del filme, el que nunca conoces a tu pareja hasta que no estás en sus zapatos. Puedes imaginar, intuir, pero realmente estar en la piel del otro es un asunto de ficción.
Glow!: O sea que, ¿lo que conocemos nosotros como empatía es el betún del pastel, el sentido de comunión entre dos personas?
Alejandro: Es un asunto de ganas; de chamba. De compartir, de decir, de utilizar todos los recursos con los que contamos, para comunicarnos. Y, al cabo, si realmente te pusieras en los zapatos del otro, te dolerían los pies.
Glow!: En tu vida personal y laboral, ¿supongo que hay una línea muy pequeña entre lo que escribes, lo que diriges, lo que vives, lo que compartes?
Alejandro: Cuando escribes un guión, todos los personajes de la historia que están ahí tienen un pedazo tuyo, no importa si es un perro, una manzana, un abuelito, un niño. Despersonalizarse totalmente es imposible; es parte de la disciplina zen. Si yo dejo un pedazo de mi existencia en los personajes de la película, tú lo verás y lo criticarás, pero no es mi autobiografía. Si yo hiciera mi propia biopic sí me estaría entregando de otra manera; pero cuando creas personajes juegas a contar un historia. A mí me gusta mucho decir que juego a hacer mi trabajo y que si no juego no me divierto. Y jugar es cosa seria, porque hace que valga la pena salir de la cama.
Glow!: Entonces tú eres un mentiroso. ¿No trabajas? [Risas]
Alejandro: [Y más risas] Hay ratos en que sí.
Glow!: ¿Cuándo trabajas?
Alejandro: Cuando, quizás, haces lo mismo 30 veces y ya no te sorprendes. Y eso es lo que pasa en los trabajos, que las cosas se van convirtiendo en rutinarias. O cuando sabes que por tu trabajo tienes que realizar algo que no te interesa aunque es parte del camino que tienes que recorrer, de 9 a 5, si es que tienes un trabajo con ese horario. Yo me siento muy afortunado porque a mis 51 años nunca he tenido que “trabajar” en ese estricto sentido.
Glow!: Siempre he creido que quien se toma en serio las cosas es aquel que es capaz de reírse de sí mismo…
Alejandro: …El que no se ríe de sí mismo, pobrecito… Hay que reírse, hay que hacerse pedazos. Es una de las mejores maneras de estar en tus propios zapatos.
Glow!: ¿Algo de lo que te hayas carcajeado hoy?
Alejandro: ¿Hoy? De preguntas y respuestas mías. Del momento en el que dejé a mi hijita en su curso de verano: ni siquiera volteó para despedirse de mí. Debí haber llorado, que también se me da muy fácil, pero no; me dio mucha risa. La verdad creo que me río mucho, también me enojo mucho y lloro mucho… sobre todo lloro mucho.
Glow!: Hablando de la importancia de mezclar el llanto, el enojo y la risa… A eso vamos al cine, ¿no?
Alejandro: Uno puede ir al cine y reflexionar sobre diversos temas, desde los más simples a los más intensos. Y si eres de los que no ve su celular en el cine te abstraes del universo y te dejas atrapar por una historia. Este es un momento muy extraño en el universo de la atención, y los dispositivos tienen robada nuestra atención; son chicos, están la mano, brillan, están llenos de lo que uno quiere y es muy fácil encontrar respuestas a través de ellos. A mí me importan más las personas que las cosas y esta es una historia de personas. Una de las metas, entre otras, era no perder el tiempo en pequeñas cosas que podrían distraer la atención de la historia cuando el camino no va para allá.
GLOW! “Todo está en el espíritu no en el objeto”, vaya frase de Camus que retumba, discreta pero potentemente en tu película.
Alejandro: La rutina diaria está muy contaminada de pequeñas cosas externas que provocan la falta de intercambio one on one.
Glow!: Este one on one entre nosotros me refrenda lo que ya sabía yo desde que era adolescente: Los Lubezki son entrañables, almas buenas.
Alejandro: Tengo la suerte de haber tenido unos papas… ¿Sabes? Mi papá acaba de morir (expresa con la voz cortada y ojos tristes acompañados de más de un par de lágrimas). Mis papás nos ayudaron a crecer y a siempre terminar lo que empezamos.
Ellos son de alguna manera unos rebeldes: se fueron a vivir a Coyoacán, estudiaron en la UNAM, se dedicaron a estudiar carreras de humanidades. Mi papá era psiquiatra y mi mamá estudio psicologia, historia, filosofía… ¡Ellos nos echaron a volar sin pedir nada a cambio! Ellos son universitarios y sus hijos somos los que no terminamos la universidad; nos fuimos a hacer otras cosas, muy diferentes a las de nuestros primos y a las de muchos de alrededor de nosotros. Y yo estoy muy agradecido de haber tenido esa base y ese empuje basado en el cariño y en el respeto a la individualidad.
Glow!: Individuo, ¿te puedo dar un abrazo?
Alejandro: Puedes hacer conmigo lo que quieras, si no me duele…