Tamara Jenkins, el humor libre
TXT Lina Holtzman Warszawski
Ha hecho tres películas en 20 años, las cuales han bastado, sin embargo, para colocarla en un lugar de culto entre los realizadores que mediante filmes tragicómicos critican de manera demoledora los usos y costumbres de una sociedad incómoda consigo misma, que casi siempre opta ante sus fallas por un silencio pudoroso.
Slums of Beverly Hills (1998), una gema parcialmente autobiográfica, y The Savages (2008), por la que estuvo nominada a un Oscar a Mejor Guion Original, provocaron que durante mucho tiempo sus seguídores se preguntaran cuál sería y cuándo ocurriría su siguiente movimiento. La sorpresa no fue menor cuando se anunció que Private Life, una historia suya en la que dirigiría a los extraordinarios Paul Giamatti y Kathryn Hahn estaba en camino, de la mano de Netflix.
El tema no es uno del que se hable demasiado: la fertilidad asistida en una pareja de intelectuales neoyorquinos cuarentones. Con base en su experiencia propia en esas lides junto a su esposo, el también guionista Jim Taylor (Sideways), el resultado es un filme muy inteligente y profundo, repleto de momentos y frases memorables (“No pondré una parte del cuerpo de otra persona en mi útero”, dice ella).
En medio de la discusión (muchas veces francamente superflua) de qué tanto conserva o no su esencia el llamado cine independiente cuando su medio de distribución principal es una plataforma de streaming, en el caso de Jenkins algo queda bien claro: su espíritu es más libre que nunca. “Confío en que no pase otra década antes del siguiente proyecto”, gusta de repetir en estos días. También nosotros confiamos en ello.